PASEN Y VEAN

El pasado viernes 30 de marzo los alumnos del módulo de Agente de Desarrollo Turístico del Taller de Empleo del Cedes de Albocàsser realizamos nuestra primera visita como guías turísticos.
El alumnado del módulo de Diseño de Páginas Web atendió a nuestras explicaciones y realizó fotografías de los diferentes monumentos.

Empezamos con el monolito conmemorativo de los 300 años de la independencia de Catí respecto de Morella, seguidamente el Antiguo Hospital destacando el escudo con motivos zoomorfos y vegetales, y la hornacina que hay en la fachada principal.





La casa de Geroni Martí fue nuestra siguiente parada, destacando el dintel de la puerta con una mano esculpida, símbolo de su escudo.
San Vicente Ferrer pasó por Catí y aun se conserva la piedra sobre la que predicó unos metros más arriba de la casa de Geroni Martí y enfrente la casa donde durmió. La dueña muy amablemente nos abrió sus puertas y pudimos ver la habitación y el fresco conmemorativo que se pintó posteriormente a su pernoctación.

Seguidamente pasamos a visitar la Casa del Delme, también llamada antiguamente La Torre, sus ventanas con arcos apuntados lobulados y sus finos parteluces resaltan en su fachada.

Del Palacio Miralles, frente a la Casa del Delme, destacamos sus ventanas con arcos apuntados lobulados, y enmarcadas con un alfiz, un reloj de sol de 1638 en su fachada principal. Este edificio estuvo representado en la Exposición Internacional de Edificios Notables de España y hay una réplica en el Pueblo Español de Barcelona.




A continuación, la Casa de la Villa o antigua Lonja. Edificio de 1428, uno de los primeros del Antiguo Reino de Valencia. Dos arcos apuntados en la planta baja y dos ventanas con arcos apuntados lobulados y un gran voladizo restaurado hace unos años llaman la atención en su fachada.
En la planta baja encontramos la antigua Lonja, con un pilar central del cual parten siete arcos apuntados y al fondo dos puertas con arcos conopiales. En la planta principal destacan dos pilares de piedra octogonales y techo de madera restaurado. Son interesantes las pinturas encontradas durante la fase de restauración, en las cuales aparece un barco y una escena bélica. Se cree que algún vecino fue a la guerra y al volver contó la historia que vivió, aunque son meras suposiciones ya que no hay ningún dato que lo confirme.

Luego entramos en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción por la puerta románica de la calle Mayor. Es de arquitectura mixta, de reconquista la estructura original y góticas las capillas. En el interior de la capilla de la familia Montserrat aloja el Retablo de Jaume Baco, conocido como Jacomart, dedicado a San Pedro de Verona y San Lorenzo. Data de 1460.
En la capilla anexa la cruz de término de Avinyó esculpida en 1374, la más antigua de la provincia de Castellón. La capilla de la Comunión de 1742, impresionante por sus frescos de Pascual Mespletera y una curiosa Última Cena con mesa redonda. En su fachada posterior un reloj de sol y de constelaciones que data de 1683.




Siguiendo el recorrido visitamos la casa de Joan Espigol construida en 1448. Lo único que conserva su fachada es una ventana con arcos apuntados lobulados y un fino parteluz elemento destacable en toda la arquitectura civil de la Villa de Catí.
Unos metros más abajo la casa de Pedro Sans, en cuya fachada está tallado en piedra su escudo nobiliario, flanqueado por dos animales mitológicos esculpidos.

Antes de llegar a la ermita de Santa Ana paramos en la capilla de San Vicente Ferrer construida en 1773 como reflejo de la devoción del pueblo de Catí por este santo. Esta capilla fue trasladada a la parte superior de la Font Nova en 1922 ya que afectaba el paso de camiones en la carretera de Morella.

Nuestra última visita en el casco urbano fue la ermita de Santa Ana de 1446, la más antigua de la población, con un porche de madera y un rosetón de alabastro con el primitivo escudo de Catí.




Por último culminamos la visita en el Balneario de l'Avellà, a 5 kilómetros de la población y a 960 metros sobre el nivel del mar. Sus aguas son apreciadas desde la época musulmana y de utilidad publica desde 1928. Accedimos a la ermita de Nuestra Señora de l'Avellà, impresionados por sus frescos de Pascual Mespletera. La imagen de la Virgen no se encontraba en su interior ya que está en proceso de restauración.
Aquí terminó nuestra visita a la muy noble y leal Villa de Catí.